domingo, 27 de marzo de 2011

La esperanza por el camino

Sólo algunos detalles lo diferencian de sus compañeros: recibe y procesa la información de una forma más rápida y avanzada y sus emociones y sensibilidad son intensas, igual que su sentido de la justicia, su inconformismo o su perfeccionismo. Es perseverante, demuestra una gran sensibilidad emocional y una más que notable empatía. Son niños y jóvenes honestos, creativos, originales, responsables, con un gran sentido del humor, rebeldes, altruistas, aunque también experimentan mucho miedo al fracaso. Son excepcionales en sí mismos, pero caminan por una frágil frontera: sin motivación, sus altas capacidades pueden conducirles al fracaso personal y profesional más absoluto.

Tres diagnósticos han alcanzado la misma conclusión: es superdotado. Su cerebro es excepcional. Sin embargo, sus padres confiesan que le cuesta levantarse por las mañana, que no tiene ilusión ni interés por acudir a la escuela. ¿Por qué alguien con una capacidad extraordinaria para absorber conocimientos, analizarlos y elaborarlos ha perdido el deseo de aprender en la escuela? "La sociedad en que vivimos no acepta la diferencia y en los niños superdotados se aprecia un proceso de autoanulación de sus propias capacidades. Acaban siendo aceptados, pero a costa de la pérdida de sus talentos diferenciales. Acaban siendo aquello que no son y no son felices", describe José de Mirandés, secretario general del Consejo Superior de Expertos en Altas Capacidades.

Si sólo pensara y sintiera más que las personas que lo rodean, quizás no se habría dejado la esperanza por el camino; pero es que, además, recibe y procesa los conocimientos de manera diferente y vive sus emociones casi con vehemencia. Rechaza la repetición y aplaude el análisis. Relega la memorización y celebra el debate. Su manera de aprender y sentir se aleja del estándar.[..] Los niños con altas capacidades son víctimas de constantes errores de diagnóstico por la falta de conocimiento de los profesionales y por el funcionamiento de un sistema que no tiene en cuenta, o ignora, estos hechos diferenciales. En una misma población de Tarragona, por ejemplo, hemos detectado cinco casos de niños superdotados que han sido diagnosticados de diversos trastornos psicológicos y derivados a centros de atención mental...

Texto: Carmen Grasa
Dominical La Vanguardia 26/02/2011

Hace treinta y pocos años, yo era una niña...
Hoy, ya no voy a la escuela; voy al trabajo. ¿Y sabes qué? No encuentro el momento de decirte que sigo siendo esa niña...

4 comentarios:

VolVoreta dijo...

Poco caso hacemos, en este país, a las sensibilidades; exportamos cerebritos sin un ápice de escrúpulos y cuando brillan en la lejanía nos limitamos a reivindicar su cuna.

Tenía mis sospechas...eres demasiado brillante.

Te dejo un beso, Ana.

Anónimo dijo...

Es per que existeix gent com tu, que volen tornar a uniformar als estudiants(no cal que pensis, nosaltres ja ho farem per tu)
Ets la millor amb una gran diferència.
Un pto
Lo moro

Fran dijo...

Bueno, no se... estoooo, empezaré con un hola y continuaré con un ¿eyyy qué tal? luego me quedaré en blanco, con posterioridad diré una tonteria jocosa sobre el muñeco de negro y el conejo blanco, ¿por que es un conejo, ¿no? (ésta testosterona primaveral mia :P y por acabar, me despediré hasta nuevas calendas dándote un montón de besos.

Besos miles love.

Fran

PD: Intentando todo este tiempo hacer caso de tus sabios consejos, lo siento, sí estuve escuchando en el coche... :D

Fran dijo...

Ostie, si este comentario de arriba, juraría que lo había dejado para el post de debajo, estos duendecillos...

Por lo que mencionas, ¿eso significa que no quieres ir al trabajo? ;D

Para nosotros siempre serás nuestra niña, y además una niña muy guapa, tanto por dentro, como por fuera.

pd: Prohibido el desanimo que tengo la concesión en exclusiva. Besos miles Anna