martes, 19 de agosto de 2008

LA PÁJARA.


Lunes 4 de agosto de 2008

Llevaba desde las 6.30h a.m. caminando. Eran las 13.50h. Hacía 1km (1km!) que había leído; Albergue municipal de Vega de Valcarce (mi destino) a 300m y no había visos del maldito albergue por ningún sitio. Yo seguía andando, sabía que si paraba no lo contaba, estaba muy mareada, sentía sudor frío, me temblaban las extremidades, veía borroso y tenía la boca seca, todos los síntomas de un “golpe de calor” en toda regla, urgía bebiera pequeños sorbos y saliera del sol, pero no podía alcanzar la botella de agua de la mochila y desde luego quitármela para ello era del todo impensable! El peso de la mochila y la firmeza del callado era lo único que aún me tenían en pie. No había nadie delante de mí y tampoco divisaba a nadie muy por detrás. Unos 800 metros más adelante vi la señalización que indicaba estaba entrando en el pueblo y un poco más allá el cartel que insistía otra vez que el albergue estaba “sólo” a 300m. Joder! seguro cogieron a uno de “letras” para hacer de topógrafo en esta región!!. Maldición!! Y de repente, cuando ya iba a perder el control de mi mente, veo un cartel en medio de la calle que rezaba “Albergue Municipal”.


Por fin! Me paré frente al cartel y me entró la risa. No me lo podía creer!! Hijos de p…. (aprovecho para informaros que nunca en mi vida he soltado tantos tacos cómo en este viaje, y que sólo pido disculpas cuándo lo creo necesario, nunca obligada o cómo resultado de una “educación complaciente”, vamos, que en estos posts cada vez que suelte un taco no procederá me disculpe, así que “las almas cándidas” que no puedan con ello, dejen de leer). La señalizacion indicaba hacía arriba (cómo no!). El Albergue de los coj…. (que conste que avisé) estaba en lo alto de una cuesta con una pendiente de unos 45º!!.

Respiré una vez, dos y sin despegar los ojos del suelo (mirar hacia arriba hubiera sido un error colosal, además de que el reflejo abrasador del sol lo hacía del todo imposible) puse un pié delante del otro. Vamos allá!. Sentía cómo pulsaba el latido de la sangre en mis oídos, gotas de sudor se deslizaban por nuca y cuello, dejándome a un tris de marearme pero joder que no iba a venirme abajo a 60 metros de mi destino!!.

Me concentré en mi callado, suave y liso al tacto. Que bien se adaptaba a mi pequeña mano!. Eso es, sigue, un paso, otro,….. Sigue, concéntrate en el bastón!. No pesaba nada y el ruido quedo que hacía la madera de castaño cuando picaba contra la piedra caliza con la que estaba tapizada la cuesta, era tan agradable! (No ese ruido metálico que hacían los “palos” que llevaban los más “in” del camino). Toc, paso, toc, paso, respiración, toc,…… alguien pasó rozándome y dijo algo…. No te pares, olvídate del sol -me dije- dos pasos más, respira, no mires hacia arriba, ….. Toc! mi callado dio contra un escalón. No! joder! un escalón ahora, no! Me paré y sin despegar la vista del suelo, alcé una rodilla, por suerte la terminación correspondiente respondió y un pie se materializó encima del escalón. Bien! ahora sube la pierna que has dejado atrás,…. Venga! Qué pasa? Porqué no sube la otra rodilla?. No podía! la mochila hacía contrapeso y las fuerzas no me alcanzaban!!. Respira! si te mareas ahora rodarás cuesta abajo!! Respira!!

Empecé a oír un montón de voces por encima de mi cabeza, alcé la vista. Me estaban hablando a mi. Les veía moviendo los labios pero los latidos en mis oídos no dejaban entrar sonido alguno. Alguien se acercó, quería cogerme del brazo. No! – pensé- Yo puedo sola!. Debí decirlo en voz alta porque se apartó y esperó pacientemente enfrente a que yo subiera el maldito escalón.

Una eternidad después -eso me pareció-, había conseguido subirlo y no entendía porqué después de semejante “hazaña”, esos dos hombres no se apartaban para que pudiera pasar. Los miré, el peso de la mochila tiraba hacia atrás, me estaba balanceando al borde del escalón, el sol descargaba con fuerza, no podía más. Apartaros! quería gritarles, pero no podía! El poco resuello que me quedaba lo estaba destinando a seguir respirando para no marearme y aquellos dos ahí plantados como pasmarotes!!. - Me mareo, necesito una silla, apartaros!. Esta vez si que debí decirlo en voz alta, porque empezar a caer, ser sujetada a ambos lados por los brazos y sentir cómo alguien me quitaba la mochila fue todo uno.

Lo siguiente que recuerdo es a Luís dándome aire con una revista, yo sentada en una silla a la sombra temblando como una hoja, la hospedera ofreciéndome agua, y un punto de orgullo recorriéndome el cuerpo. A saber; Cuándo realmente es necesario puedo ser concisa y clara, nada de campar a mis anchas “por las ramas” para decir algo.

“Me mareo, necesito una silla, apartaros!”. Rafa estaría orgulloso de mi- pensé-.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Todos estamos orgullosos de tí.

Ana dijo...

Jorge,

Muchas gracias Corazón. Por suerte no estabas allí para ver en el estado lamentable en el que llegué, je! Me hubieras soltado (y con razón, eh? que a veces soy de lo más orgullosa) una bronca del quince!!.

El "escalón" resultó ser "siete escalones"!! Iba tan al límite, que los "dos hombres" se quedaron ahí plantados (cómo me explicaron después) porque esta servidora made in "Orgullo´s City" no les permitía ayudarme y cómo no había barandilla, con los temblores que llevaba me veían recogiéndome en el suelo después de una caída de dos metros (p... escalera!). Eso y que el color blanco nuclear de mi rostro no indicaba nada bueno. Je!

Desde aquí, "mi orgullo" y yo, queremos agradecer a Luís y Javier, la paciencia infinita que tuvieron conmigo en esa escalera y la ayuda recibida en lo alto de ella.

Un besazo a los tres.

Prueba1 dijo...

Más que un paseo, ha sido un calvario, pero cómo te mandas a semejante aventura sin lo mínimo a cuestas para darle pelea a las condiciones adversas que describes.

Veamos, veamos, que ha sido de ti en ese viaje...