sábado, 6 de septiembre de 2008

Los marines las tienen grandes.


No soy de las que gritan cuándo… Ayer fue una excepción. Claro que, el tamaño tuvo mucho que ver. Nunca había tenido una tan grande al alcance de mi mano. Uf! impresionante!. Lo primero que me vino a la cabeza fue “con esta no me veo capaz”. Lo segundo, no grites, por dios!, se va a enterar medio vecindario y te vas a morir de la vergüenza pa los restos!!.


Demasiado tarde. Cuándo se me acercó se me escapó un gemido. Por lo visto eso les excita. Vale, no fue un gemido, grité. Vosotras también hubierais gritado!!. Porque si me pareció grande mientras estaba en reposo, cuándo se desplegó….. Joder!! Me importó un “capazo de pimientos” lo que pensaran los vecinos!!.


En mi ciudad ha atracado uno de esos barcos grandotes de la marina. Las calles están llenas de grupos de muchachos talla XXL luciendo impoluto uniforme y sonrisas varias. Cuándo me crucé con uno de ellos pensé, esta vez seguro me toca a mi. Bingo!. Se presentó por sorpresa en mi casa. El primer lance fue, de pie, al lado del mueble de la TV. Por lo visto no tuvo suficiente y para el segundo, en la alfombra, me exigió me entregara con más brío.


Os juro que mi intención era dejarle marchar cómo vino, nada de daños colaterales (clavarle las uñas sin querer) ni “jueguecitos” con zapatos de tacón (a pesar del "tamaño" hay partes “tiernas” que se pueden resentir y no soy de ese tipo de mujeres) pero cómo insistía y ya íbamos a por el tercer encuentro de camino al sofá. No me quedó de otra. Me calcé las chanclas y…


Ya no volverá con los suyos al barco. Y es que las que traen los barcos son las más grandes que he visto. Ésta medía 6 cm en reposo y cuándo se desplegaba, bueno, en ese momento estaba más preocupada en seguirla en su vuelo, –si! vuelan!- no fuera a rozarme, que en medirla. Su cadáver no ha recibido santa sepultura. (Suficiente tuve con despegar la masa espachurrada de la alfombra y tirarla a la basura!).


Malditas cucarachas!!.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajajaja!! Qué buenooo!! Los 6 cm ya eran sospechosos, eh?? Vaya bichos!!
Un besooo

Ana dijo...

Sara!! qué casualidad!! Justo ahora vengo de ver tu blog y esa linda vaca que te han regalado!!.

Si chica, parecen pocos "6cm" pero cuándo de lo que "hablamos" es de una cucaracha....Uf!Qué asco!.

Comprobado, en cuanto atracan los barcos grandotes en el puerto de mi ciudad...ya las puedes ver correteando por las aceras. Pero es que ésta entró volando por la ventana y se estrelló en la TV. Si se llega a meter debajo del sofá me cría, seguro!! Puaj!!.

Un besazo bonita.

Anónimo dijo...

Jajajaja, mejor que se te hubiera colado un marinero por la ventana, verdad??
Yo en tu lugar echaría spray matabichos por toda la casa, por si acaso queda alguna...
Besos!!

Anónimo dijo...

Grandísimo post bella. Para que leugo digan que el tamaño no importa! Me tuviste la cabeza loca hasta el final!

Anónimo dijo...

menos mal que te conozco; sino?

VolVoreta dijo...

JA,JA,JA...pero qué buena eres! y que subconsciente más lascivo debo de tener...Tu próxima entrada empezaré a leerla por el final (noooo, es broma).
Lo de la chancla ha sido genial.
Por aquí también andan volando por la calle, estos días de calor sofocante.
Un beso, miau

Ana dijo...

Woody Allen,

Gracias! En cuanto al "tamaño" mañana (o pasado, que la "ley de Murhy y yo sómos íntimas)cuelgo un post sobre la importancia del tamaño.
Aquí te espero ;-)

Jorge,

Ay! querido.... sólo conocemos del otro hasta lo que nos permiten acceder...
Voy a empezar una nueva etapa en este blog. Voy a hablar de sexo (bien!) de trabajo (puaj!) y de relaciones personales... (hum!).
Y hasta ahí puedo leer.
Cuento contigo al otro lado?.

Eulogio Diéguez Pérez (Logio) dijo...

OT.

Gracias por tus palabras ana.
Me alegro que te haya gustado.
Un abrazo.

Unknown dijo...

jajaja Ana, qué historia. Si tendrán historias de marineros, habrá que investigar. Jamás los he visto por aquí porque vivimos en la llanura con ríos.
Me daré una vuelta por los puertos jajaja, besos mi vida, excelente sentido del humor

Eduardo dijo...

¡Vaya que vio su suerte contigo, no pudo más! Le perseguiste hasta que lograste lo que querías: sacarle todo el líquido viscoso. No te quedas satisfecha hasta lograr lo que quieres.