Por fin!!-me dije- una luz al final del tunel!! Agarré mi desdicha, la acicalé y nos fuimos las dos a disfrutar de un buen Gospel a cappella. Pero cuando llegué, sorpresa!! El hall que daba acceso a la sala de conciertos estaba tomado por una cincuentena de personitas bajitas!!. Respira, inspira, respira, inspira…..No vamos a la misma sala, ya verás –me decía a mi misma-. Ja! Que no!? Casi me arrollan en su afán por entrar!! Me siento en una de las primeras filas y cuándo ya había sosegado mi angustia, y habían apagado las luces, una mamá me pregunta; - Están ocupados estos asientos?. Me tembló el labio, - para que os voy a engañar!- pero hice de tripas corazón y le dije que no. La mamá no iba sola. Llevaba una personita de unos tres años con ella, que, cómo no!, se sentó a mi lado.- Hola! -me dice el querubín rubio- Hola! le contesto y entonces, Dios se me apareció! El quinteto de cantantes procedente de Birmingham había empezado a cantar el Fragile de Sting. La acústica de la sala era im-presionante!!. Me olvidé de las personitas pequeñas, del querubín, de la semana de mierda y de todo lo que no fuera aquel ponérseme los pelos de punta y la piel de “gallina satisfecha”. El grupo nos ofreció un extenso repertorio: gospel, blues, reggae, jazz y cuando llegaron a la música africana tradicional, Carol Pemberton, -voz y directora musical del quinteto- se empeñó en hacernos participar de esta experiencia religiosa que es la música; - The children have to sing, let´s do a canon! los men, que se queden sentados, acompañarán con el ritmo, - dijo en su castellano de Birmingham- las moms y los children get up!! haréis las voces and you will dance!! Uf! menos mal! Estoy salvada!! -pensé- ni traigo niños, ni soy madre. Pa´ qué dije na´!!. Carol empieza a cantar la melodía y a pedir que la repitamos, mientras, yo sentada y el querubín de mi lado de pie y cantando, Carol que mira al querubin, yo que sigo sentada, Carol que me clava la mirada a mi, yo que sigo sentada y diciéndole con la mirada “No soy su madre!!. Carol, que por lo visto no entiende el lenguaje visual en castellano, se saca el látigo y mirándome fijamente me indica con la mano que me levante. Que no es mío el querubín!! Cachis!! Nada, que tuve que levantarme y entonar el “Ranki Hanki” a voz en grito y mover el esqueleto cómo una madre cualquiera!! Ahora la cabeza, “Ranki Hanki”, ahora los hombros “Ranki Hanki”, ahora la cintura “Ranki Hanki”, ahora las caderas “Ranki Hanki”, para cuando llegué a los pies, ya no sentía compasión de ningún tipo por el sufrido padre que tenía detrás y que estaba sufriendo en directo el espectáculo de ver los contoneos febriles de este generoso trasero que gasto.
El “Ranki Hanki” nos quedó tan fetén que Carol nos instó a que coreáramos en el estribillo del siguiente tema un “Siabonga” y un “Freedom” cada vez que nos diera la señal. Para cuándo acabamos yo estaba de un “free” impresionante!!
Tanto es así que cuando salía por la puerta, llevaba el querubín (de nombre Patricia) cogida de mi mano!! Suerte de su madre que nos dio el alto, que sino me veo buscándole un padre a la criatura!!.
Séanme todo lo “free” que puedan, si? Merece la pena.
1 comentario:
..."Agarré mi desdicha, la acicalé y nos fuimos las dos a disfrutar"...
Me parece una frase maravillosa, llena de fuerza y voluntad. Podría bordarse en una "bandera vitual" que nos acompañase a todas partes, como si fuese un bolso, o unos zapatos...
mejor aún...tatuarla en la mente para tenerla mas cerca.
Un abrazote querida.
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