He tenido más maestros que dedos tengo (en mi caso 20) (dedos) y de todos ellos (maestros, no dedos) sólo siete u ocho han conseguido (santos varones, os lo digo yo) que esta personita adquiriera el conocimiento que se requería en cada ocasión. Soy una alumna tremenda (mala malísima) y la paciencia (la de los “maestros”, se entiende) es finita, “asín que” cuando me percato de que toooodo el mundo da señales de haberlo “cogido a la primera”, esta servidora parpadea una vez, frunce el entrecejo y si el maestro no “se percata del desánimo interno que me asola” y raudo intenta sacarme de “ese pozo oscuro que es mi maltrecho orgullo”, empieza a temblarme el mentón y de ahí a que ruede una lágrima de impotencia mejilla abajo sólo hay un tris.
En mi caso, además, si las enseñanzas van acompañadas de un “esMuyFácil”!, (Pendiente tengo dedicarle un post a la expresión de marras!!) se activa un “sistema de emergencia” en la azotea (allí dónde otros tienen la “materia gris”) que bloquea entradas –auditivas- (no vaya a ser que al “esMuyFácil” le siga un desafortunado “hastaUnNiñoSabríaHacerlo”) y salidas –verbales-, (por aquello de no suscribir con palabras la evidente “necedad”) de un modo tan efectivo que ya quisieran para si las compañías de alta seguridad. Llegados a ese punto (el Señor no lo quiera!), es necesario resetearme toda si es que el “maestro” quiere volver a disfrutar de toda mi atención.
Por todo ello, es de agradecer se crucen en mi camino “maestros de la informática” que te muestren de un modo “sencillo” y “cálido” cómo hacer las cosas. Es el caso de Carmen y su “copia y pega” (gracias Wpa!). De Toni, licenciado en traducir “palabros” y master en “paciencia”. De Rafa “ángel de la guarda” de mi ordenador y “coach informático”. De Jorge, osado (hay que serlo para lidiar conmigo) mentor espiritual, “honoris causa” en “motivación”. De David "asesor musical" doctorado en “CómoÁnimarIncompetentesSinDañarelOrgullo”. Bibi y "su capazo de fé en mi y mis habilidades informáticas". Y de Jordi, “teleoperador” del “Teléfono de
Me gustaría cerrar este post con algo que leí hace tiempo y que procuro llevar a la práctica cuando soy yo la que "enseño";
Tuve una nítida sensación de alivio cuando empecé a darme cuenta de que un niño o un joven necesita algo más que estudiar una asignatura. Yo conozco a fondo las matemáticas, creo que las enseño bien y antes solía pensar que eso era lo único que se necesitaba. Ahora no enseño matemáticas; enseño a los niños. [..] El chico que me hizo entender esto fue Eddie. Un día le pregunté por qué pensaba que le iba mucho mejor en la escuela que el año anterior y su respuesta dio significado a toda mi nueva orientación.
- Porque ahora, cuando estoy con usted, me gusto- dijo.
Señores, señora. Cuando “estoy” con ustedes me gusto. Gracias.